A diferencia de lo que sucede en medicina humana, actualmente las líneas de tratamiento inmunomodulador en medicina veterinaria se basan en la administración de un número limitado de moléculas, que van desde los clásicos corticoides hasta otras más modernas como los inhibidores de la JAK (oclacitinib) o los anticuerpos anti-IL31 para el tratamiento del prurito asociado a la dermatitis atópica