El servicio, por tercer año consecutivo, atendió el año pasado más casos que en los ejercicios anteriores, hasta alcanzar los 73 expedientes (61 en 2020); cifra que nos indica, por un lado, que los Colegiados, cada vez más, son conscientes de la importancia que tiene el “buen nombre profesional” y que la reputación debe, y puede, defenderse de manera sólida; y, por otro lado, que esta sociedad, apoyada por las facilidades que brindan las nuevas tecnologías, tiende a exacerbar la crítica a la labor profesional.
Asimismo, es importante destacar que el servicio prestado por el Colegio que se gestiona de forma externa e independiente, facilita la independencia profesional y discreción a la resolución de los conflictos encomendados que requiere un servicio de estas características; lo que lo hace, si cabe, más demandado.
Dentro de los expedientes abiertos debemos destacar que una parte importante de los mismos –un 42%- se referían a manifestaciones de terceros que no eran incardinables en una vulneración del derecho al honor, sino en una simple manifestación amparada por la libertad de expresión que consagra nuestra Constitución.
Un 14% de los expedientes se referían a críticas efectuadas por persona o personas desconocidas; aspecto que hace absolutamente inviable cualquier gestión al respecto.
Finalmente, un 44% de los casos aperturados suponían una crítica a la pericia profesional que entendíamos que debía ser considerada como un atentado a la honorabilidad personal del colegiado, ya que las mismas excedían de la libre critica a la labor profesional y hacían desmerecer en la consideración ajena de su dignidad como persona; y es, precisamente, en estos asuntos, sobre los que ha incidido el Servicio Colegial y que, en la mayoría de los casos, se ha resuelto de forma extrajudicial.
