"Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la profesión veterinaria en España está siendo la falta de profesionales en el campo"

Entrevista a Gonzalo Giner, veterinario y escritor

Como veterinario y escritor, ¿de qué manera influye su experiencia clínica en la creación de sus personajes y en la narrativa de sus novelas?

He de decir que mi formación técnica ha influido no solo en la creación de los personajes, también en la propia narrativa. Si hay algo que me distingue en el mundo editorial actual es que en mis novelas cuento con algún que otro animal como personaje dotándolo de un peso importante en la trama. Lo hago por dos razones: primero porque en mi vida los animales son esenciales y parecería absurdo no tenerlos en cuenta en mi vertiente narrativa. Y como segunda razón, porque hay animales como el caballo que merecen un homenaje, el que no se le ha dado a pesar de haber beneficiado de forma notable a la sociedad. No podemos obviar que han sido claves en la historia de la humanidad.

En sus obras, ¿cómo intenta reflejar la relación ética entre los humanos y los animales? ¿Cree que la literatura puede ayudar a concienciar sobre el bienestar animal?

En cada uno de mis títulos procuro reflejar esa relación tan especial que algunos animales establecen con los humanos, en un intento de entender por qué lo hacen. El lector actual quiere conocer las reglas de comunicación que usan los animales, como me ha pasado a mí desde que soy veterinario. Me apasiona la etología, lo confieso. Los que sentimos el mundo animal como un punto importante en nuestras vidas, necesitamos interpretar los signos que emplean para comunicar sus emociones, su estado de bienestar o el de incomodidad. Lo hacen a través de sus movimientos corporales, con los ojos, en la posición de sus orejas o del rabo.

Cuando me preguntan cómo mejorar el bienestar animal de las mascotas que conviven con nosotros en nuestras casas, pido que se respeten sus instintos naturales y se facilite que los desarrollen. No es justo para ellos exigir que se adapten a nuestros entornos de vida urbana, dado que sus necesidades son otras.

Si tenemos un perro de aguas deberíamos facilitar que de vez en cuando se perdiera en una charca o un lago, empaparse y rebozarse en el barro, porque así es como realmente responde a la llamada de su propio instinto. Lo pongo como ejemplo como podrían ser otros muchos. Ofrezcamos a nuestros animales un entorno más natural.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos y beneficios al equilibrar su carrera como veterinario con su faceta de escritor?

El mayor desafío es mantener mi trabajo veterinario durante los meses de promoción de una u otra novela. Editar en un grupo como Planeta exige moverse por toda España y compaginar esos viajes con una agenda normal de trabajo no es sencillo. Por poner un ejemplo, mi última novela, La sombra de los sueños, se publicó en marzo y hasta el mes de noviembre no creo haber tenido menos de 60 eventos, no hace falta explicar mucho más. Ahora bien, reconozco que el contacto con los lectores, muchas veces además colegas, es tan gratificante que te olvidas del esfuerzo hecho. Los libros me han dado tantas compensaciones que no sería justo quejarme; al revés, solo puedo estar agradecido. He llegado a la conclusión de que recibo de la profesión mucho más de le doy. Estoy y estaré siempre enormemente agradecido.

Desde su experiencia, ¿cómo ve la evolución de la profesión veterinaria en España y su relación con la sociedad?

Creo que la evolución de la profesión veterinaria en España y su relación con la sociedad tiene que mejorar, aunque no digo que sea mala. Tienen que saber que no solo hacemos medicina con sus mascotas y animales de granja. Se sorprenderían si les hiciéramos ver en qué otras tareas trabajamos en beneficio de ellos. En una era presidida por la comunicación, nuestra asignatura pendiente es darnos a conocer mejor.

¿Qué consejo le daría a jóvenes veterinarios o estudiantes de veterinaria que también sueñan con dedicarse a la literatura?

El consejo que les daría no puede ser otro: que se lancen a ello. Que hagan como yo, que sean un poco “insensatos” y no se dejen vencer por los miedos o la prudencia.

Escribir es un ejercicio maravilloso. Hay que probarlo.

Vivir la creación desde la intimida y soledad de una mesa y un portátil es mucho más que agradable, os lo juro. Mi consejo es que empiecen y que se lo pasen bien.  

Y si después de todo creen que el producto final merece que alguien lo lea, me ofrezco a ello. Tendrán mi opinión. En definitiva, hay sueños que merece la pena pelearlos.

¿Cuáles son, en su opinión, los mayores desafíos que enfrenta hoy en día la profesión veterinaria, especialmente en cuanto a salud pública y bienestar animal?

Esto me compete porque yo desarrollo mi trabajo en el campo, en el sector de los rumiantes. Uno de los mayores desafíos a los que enfrenta la profesión veterinaria en España está siendo la falta de profesionales en el campo. Es una preocupante realidad porque sin veterinarios de granja, se verá comprometida la salud pública y el bienestar animal.

Nos jugamos mucho.