La enfermedad de Lyme es transmitida por la picadura de garrapatas infectadas, las cuales se adhieren a cualquier parte del cuerpo, pero más a menudo a las partes húmedas o con pelo, tales como la ingle, las axilas y el cuero cabelludo.
Aunque todo el mundo es susceptible a las picaduras de garrapata, los veterinarios de campo, los excursionistas, y las personas que trabajan en jardines y otros lugares frondosos al aire libre corren el mayor riesgo de sufrirlas.
Su sintomatología, tratamiento y prevención encuentra perfectamente descrita en la web de la FDA (US Food and Drug Administration) . Aunque antes la aparición de las garrapatas se asociaba principalmente con el verano, el cambio climático ha provocado que sigan activas en los meses aún cálidos de principios del otoño, o incluso hasta a fines del invierno si las temperaturas son inusualmente altas como está ocurriendo en España últimamente.
Los síntomas de la enfermedad de Lyme en su fase inicial incluyen:
Otro síntoma común de la enfermedad de Lyme es una erupción macular (llamada “eritema migrans”). Hasta 80 por ciento de las personas infectadas pueden manifestar una erupción, y aproximadamente 20 de las veces tiene el aspecto característico de un “blanco de tiro”.
Si no se trata, la infección puede propagarse a las articulaciones, el corazón y el sistema nervioso.
Los síntomas de la fase avanzada pueden no presentarse sino hasta semanas o meses después de la picadura de una garrapata, en incluyen:
Los expertos señalan la prevención como clave en la lucha frente a las enfermedades transmitidas por garrapatas (VER), por lo que es muy importante seguir una serie de pautas para prevenir la picadura y saber como actuar en caso de que se produzca (VER FOLLETO INFORMATIVO)