“La probabilidad de que se dé un golpe de calor en un perro es superior a que se dé en una persona”, explica Manuel Lázaro, veterinario clínico y vocal del Colegio de la Junta Directiva del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid. Aclara que “esto se debe a que estos animales no disponen de los mismos mecanismos de refrigeración que los humanos, y, además, eliminan peor el calor”.