Estos animales juegan un papel importante en la transmisión de enfermedades zoonóticas (incluida la rabia), en la contaminación (como la fecal o la acústica), en los riesgos para la salud humana derivados de las mordeduras o de los atropellos, y en los riesgos para otros perros y otras especies de animales domésticos, animales salvajes o animales de producción