Rachel Lawrence, de Braintree (Reino Unido), estaba hablando por teléfono con su veterinario sobre su otro gato, cuando escuchó un sonido que le resultó familiar y es que, en ocasiones la conexión con una mascota es tan fuerte, que ella no dudó ni un momento de que el maullido que acababa de oír al otro lado del teléfono era el del felino que había perdido hace tiempo